El garbanzo es una legumbre conocida desde tiempos prehistóricos y de consumo extendido por todo el mundo. Es en la India donde se producen y se comen más cantidades de garbanzos de todo el mundo, pero eso no quita que constituya uno de los principales ingredientes de la Dieta Mediterránea. Pues no sólo aportan un elevado contenido nutritivo y altamente energético, sino que son un ingrediente importante del modelo de alimentación saludable que representa el estilo de vida de la Dieta Mediterránea. Su presencia como símbolo alimenticio y social durante la época clásica de la civilización occidental pone de relieve la merecida influencia que tenía en todo el arco del Mediterráneo. Y eso que las fuentes más fiables sobre su origen lo sitúan por allá la India o Asia del Norte. De entrada, parece ser que la acepción científica de su nombre, Cicer Arietum, se designa por el parecido que esta semilla tiene a la cabeza de un carnero con cuernos. Y se sabe que justamente los garbanzos jugaban un papel importante en la dieta de los antiguos romanos, pudiéndose comer crudos o cocidos. Apicio los incluyó en sus recetas, mientras que el apellido de Marco Tulio Ciceron – Ciceron – posiblemente podría habérsele atribuido por su vinculación a los “garbanzos”. Es desde el descubrimiento de América y la llegada del frijol que su popularidad retrocedió y pasó a ser sinónimo de frugalidad.
Deje los garbanzos en remojo con agua fría la víspera.
Transcurrido este tiempo, caliente el caldo y, cuando hierva, añada los garbanzos. Incorpore la ramita de romero, tape y deje cocer a fuego lento durante 2 horas aproximadamente.
Pele los tomates y los ajos y píquelos por separado.
Pase la mitad de los garbanzos y el caldo por el pasapurés para obtener una crema ligera y reserve el resto.
Rehogue los ajos picados en una cacerola con 4 cucharas de aceite de oliva. Añada los tomates y cueza a fuego lento durante 10 minutos. Incorpore los garbanzos enteros y la crema ligera de garbanzos.
Lleve la preparación a ebullición, salpimiente y añada los macarrones. Cueza los macarrones durante 10 minutos, hasta que estén al dente, y sirva de inmediato la sopa.
Dejar la pasta al dente significa que debe estar cocida pero con un punto de resistencia a la masticación.
Ingredientes
Instrucciones
Deje los garbanzos en remojo con agua fría la víspera.
Transcurrido este tiempo, caliente el caldo y, cuando hierva, añada los garbanzos. Incorpore la ramita de romero, tape y deje cocer a fuego lento durante 2 horas aproximadamente.
Pele los tomates y los ajos y píquelos por separado.
Pase la mitad de los garbanzos y el caldo por el pasapurés para obtener una crema ligera y reserve el resto.
Rehogue los ajos picados en una cacerola con 4 cucharas de aceite de oliva. Añada los tomates y cueza a fuego lento durante 10 minutos. Incorpore los garbanzos enteros y la crema ligera de garbanzos.
Lleve la preparación a ebullición, salpimiente y añada los macarrones. Cueza los macarrones durante 10 minutos, hasta que estén al dente, y sirva de inmediato la sopa.