Se ha hablado mucho de los beneficios de la dieta mediterránea tradicional para la salud, esa en la que abundan verduras y frutas de temporada, cereales, legumbres, pescados y marisco y carne magra, guisos con un refrito elaborado a fuego lento, con ajo, hierbas y, principalmente, aceite de oliva virgen extra. Pero no por una simple cuestión de defender un patrimonio gastronómico y cultural propio frente a la invasión anglosajona. Las cifras del estudio Predimed (2003-2010) demostraron que se reducían en un 30% los eventos de enfermedad cardiovascular con respecto a las personas que hacían una dieta baja en grasa.