La dieta mediterránea es un patrón de alta calidad nutricional, beneficioso para la longitud de los telómeros. Las principales características de esta dieta son el uso habitual del aceite de oliva y la abundancia de alimentos derivados de plantas, que incluyen frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales integrales, y que aseguran así un amplio suministro de fibra y antioxidantes, todos ellos agentes protectores de los telómeros.