La adherencia a un patrón de alimentación saludable durante la infancia, como podría ser el mediterráneo, se traduce en un mejor rendimiento académico en la primera adolescencia, que además mejora a medida que la alimentación se acerca más a los valores óptimos de la dieta mediterránea. Estos resultados los ha mostrado un estudio muy reciente realizado en más de 1.300 niños y niñas españoles de entre 10 y 14 años aproximadamente. A la misma conclusión se llegó con los niños griegos. La dieta mediterránea bien entendida mejora los resultados académicos de los niños. Por tanto, no desaprovechemos esa ventaja.