Zanahoria braseada

Los turcos utilizan mucho la zanahoria en su cocina diaria. El elevado consumo de esta hortaliza en Turquia acredita su presencia en gran número de platos y preparaciones. Es posible que el interés por esta raíz se derive de la proximidad geográfica que une a los turcos con su origen botánico o por el gusto manifiesto que tienen los árabes por lo que ellos llaman “isfannariya”, procedencia etimológica de la palabra zanahoria. Pues aunque hoy la zanahoria cultivada y comercializada mundialmente se conoce por sus propiedades saludables y el color naranja, su versión primigenia empleada con finalidad alimentaria era más bien de color violeta o amarillento. Parece ser que la zanahoria nació en el Próximo Oriente o en Ásia, en alguna zona cercana a Afganistán o Irán. Hay referencias que demuestran su consumo de mano de hortelanos tan antiguos como los egipcios o incluso los mesopotámicos, quienes llegaron a ser famosos hace miles de años por la belleza y ostentación de espacios tan conocidos históricamente como son los Jardines Colgantes de Babilonia. Parece que griegos y romanos también integraron este alimento considerado afrodisíaco entre sus comidas, aunque más los segundos que los primeros, quienes todavía limitaban su consumo a funciones estrictamente medicinales. No sería hasta la Edad Media que entraría de pleno la zanahoria en España de la mano de la invasión árabe, un hecho que contribuiría a su gran expansión por toda Europa. Recientemente, se descubrieron los logros saludables de su componente vitamínico, lo que ayudó a aumentar su consumo en las comidas diarias de todo el mundo.

 750 grs zanahoria
 2 cebollas medianas
 150 ml agua
 2 cucharada perejil picado
 1 cucharilla azúcar blanquilla
 el zumo de 1 limón (opcional)
 10 ml aceite de oliva
 pimienta
 sal

1

Raspe la piel de las zanahorias, lávelas y córtelas en bastoncitos de, aproximadamente, 1 cm de grosor. Pele las cebollas y córtelas en rodajas.

2

Caliente el aceite en una cacerola o en una sartén ancha y rehogue las cebollas a fuego lento durante 8 minutos, hasta que estén transparentes.

3

Añada las zanahorias y rehóguelo todo durante 5 minutos; vaya removiendo con frecuencia.

4

Agregue la mitad del perejil y el azúcar. Vierta el agua, salpimiente y cubra con una tapa. Cueza las zanahorias a fuego lento durante 15 minutos, hasta que estén bien tiernas.

5

Sirva las zanahorias templadas, espolvoreadas con una pizca de perejil picado por encima y, si lo desea, alíñelas en el último momento con unas gotas de zumo de limón.