Congelamos la manzana durante una hora más o menos. Esto nos permite cortarla en láminas muy finas. Sacamos el corazón de la manzana y la cortamos en rodajas delgadas.
Colocamos las rodajas de manzana en un plato. Rociamos la manzana con el zumo de limón y espolvoreamos con canela. Añadimos las frambuesas por encima.